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En el ámbito laboral, cada persona tiene un rol. Por ello, también es muy importante que cada persona tenga claro dicho rol. En el caso de un empleado, dentro de sus funciones, existe una que a muchas personas les resulta incómoda: obedecer al jefe o al superior. No asumir esta realidad puede ser fuente de conflicto interno y de desgaste, por ello, el primer paso es asimilar la situación. Y también, es bueno tener empatía. ¿Por qué tantas personas idealizan el rol del jefe? Porque simplemente, ponen el foco de atención en lo positivo: sueldo más alto, menos esfuerzo…
Sin embargo, el papel de jefe implica más responsabilidades, más competencias, una mayor exposición a las críticas, más preocupaciones y jornadas de trabajo que en ocasiones, se alargan incluso al llegar a casa. A nivel laboral, conviene poner el foco de atención en uno mismo y en la función a realizar para evitar el desgaste por temas externos, como por ejemplo, una mala relación con un compañero de trabajo. El primer día de oficina merece la pena interiorizar el mensaje de que los compañeros de trabajo en realidad, no son amigos.
Aprende a comunicarte de una forma asertiva. Por ejemplo, participando en un curso sobre esta temática. Porque el hecho de ser empleado y obedecer, no es incompatible con tener la libertad y el derecho de expresar tus ideas y tus opiniones para defender tus derechos ante los demás.
Además, a la hora de mejorar la inteligencia emocional es indispensable cuidar las habilidades sociales:amabilidad, compañerismo, iniciativa, espíritu proactivo… ¿Por qué es importante cultivar la inteligencia emocional? Porque Daniel Goleman ya mostró que las personas que verdaderamente tienen éxito son aquellas emocionalmente inteligentes porque tienen una luz y un casrima especial.